Más que una cara bonita
Hoy no tenía ganas de postear porque sentí que soy muy superficial. Después de leer tantos blogs filosóficos, de la vida, la muerte, el amor, el odio, los irakíes, las matanzas mundiales, las religiones y el fin del mundo, había decidido escribir sobre algo importante.
Entonces agarré los tres libros que estoy leyendo a la vez, porque sí, leo. Y harto. Y me iba a poner a explicar los atentados de Reagen a Centroamérica explicado por Chomski en "Piratas y Emperadores"; las pillerías de la Nike en Indonesia contadas por la Noemi Klein en No Logo y a decirles que estoy leyendo "La trilogía del amor" de Cheever (que a mi me parece un excelente título) cuando me arrepentí. O sea, me aburrí. No puedo escribir seriamente.
Y derepente apareció el Hugo, de la nada, diciéndome que le gustaba mi blog. De verdad casi me desmayé de la emoción. Quise llorar. Y patalear. Y zapatear.
Y fui al baño. Me miré al espejo y me dije: Quiero escribir que la vida se le hace más fácil a las rubias.
Ese es el ensayo de mi vida.
Porque una vez, unas niñas, que leerán esto, me empezaron a decir que las rubias eran tontas. Al principio era talla. Pero después, encontré que eran bien pesadas. Entonces me di vuelta y les dije: Yo no tengo la culpa de que sean negras y que nadie las invite a salir. Se quedaron calladas. Y, yo, feliz.
Ahh, y mañana escribiré de cuando salió mi primera foto en las páginas sociales. Yo quiero más. Espero que sean más fotos.
Y también les contaré de mi noche (que es esta) que nos vamos a juntar la Sole y la Sole y vamos a ir a bailar regetón a la Sala Murano.
Y el jueves voy a la del Teatro Teletón.
Nunca antes estuve tan socialité.
Quizás lo rubia esté haciendo que me parezca a la Paris Hilton.
Amén