lunes, diciembre 24, 2007

Mi primer choque

Me pasó el dia de navidad. Iba al trabajo por Los Leones cuando todos frenaron de una. Y yo alcancé, pero no alcancé. Un toponcito, justo cuando estaba cantando Como un lobo de Bosé. Las 8 y media de la mañana y yo era parte de la mínima parte que debía ir a trabajar hoy. Una cosa es incendiar el auto. Y a la semana siguiente, chocarlo.
El choque no fue choque. Sólo topé al Tercel verde de adelante. Y cuando me bajé toda nerviosona, me encontré con un ogro, un vejete pesado, del peor gusto. Lo primero que le dije fue "señor, está bien?" y el mal educado me dice: pero cómo, si me chocó el auto. Miré su autito, y nada, estaba perfecto. Y yo doy gracias a Dios porque es un tarro y no un Audi, porque tendría que haber vendido una cornea para pagar el arreglo, y de ahí ponerme un parche en el ojo muy poco sexy. La última cosa que me dice con su cara roja como tomate es que seguramente con el mega auto que tengo paso chocando a la gente, y yo aplaudo a mi papá que me regaló un tanque.
Vejete me sigue puteando y yo, me pongo pesada. Me pregunta tres veces si vivo en San Miguel y le respondo que sí, tengo cara de pelolais, pero mi hogar queda en los suburbios, intento responderle. Tengo ganas de decirle que también tengo cara de millonaria, pero soy pobre. Que tengo pinta de modelo, pero soy periodista. Que tengo cara de rucia, pero soy teñida. Al final me echa su última puteada porque él iba al trabajo. Ah claro, verdad que yo vengo del mega carrete, le respondo y me dan ganas de agarrarlo a charchazos.
Termina el intercambio de datos y me subo al auto. Soy mujer. Me puse a llorar como magdalena. No paraba de llorar. Así que llamé al papá. Me pregunta si me pasó algo y yo, sigo llorando con mocos e hipo, mientras dos flaites del auto de al lado me miran con cara de pobrecita. Lo peor es que yo no lloraba por el choque, sino porque el viejo desgraciado me había puteado hasta el cansancio y que yo no merecía, porque me había portado enferma de educada con el flaitongo. El papá me dice que la próxima vez que me pase lo mismo, me tengo que bajar más choriza y putearlo porque al viejo se le ocurrió andar marcha atrás. Me cagué de la risa.
Después de asesorarme con mi prima abogada, fui a dejar la constancia en Carabineros. El paco era bien simpaticón y cuando preguntó profesión, al toque saltó con la pregunta del millón: en qué programa de la tele trabaja? Y yo, ahí, humilde, le conté que soy de las periodistas pobres... pero usted debe ganar unos 700 mil pesos, me dice contento. Y a mí, la cara se me puso de huevo frito. En qué país vive usted? Está loco, gano un poco más que el sueldo mínimo, soy indigente en salud, si me compro una casa será en un block por La Pintana, vivo en la casa de mis padres hasta el día que me case con un futbolista. Y le canto el chorizo de pobreza.
Pero al carabinero le bajó su lado de asesor educacional. Tú deberías meterte a la escuela de Carabineros me dice, a esta altura que ya empezaba a tutearme, estudias un año y después quedas como oficial profesional. Y yo le pregunto si es que es como Pelotón y tengo que correr y hacer abdominales y me imagino con un buzo verde oliva atravesando cuerdas, saltando charcos y respondiendo todo con un sí instructor, no instructor. Es un pesadilla. Pero oficial se embala, y me cuenta de su sueldo. Que se compró una regia casa de 20 millones, que si muere en servicio su señora se hace millonaria, que sus hijos tienen educación asegurada y pienso que este paco está loco, que vale más vivo que muerto. Y para peor, se promociona.
Salgo de la comisaría casi feliz. Con la constancia y los datos para postular a la Escuela de Carabineros. Y ya me estoy imaginando desfilando en la Parada Militar 2008.

miércoles, diciembre 19, 2007

El día en que incendié el auto

Hubo un día en que me quedé callada. Y no tenía ganas de hablar. Todo eso sucedió después de haber incendiado mi autito. Mi autito es un jeep azul muy cocó, que me ha acompañado en la buenas y en las malas. Cuando me asaltaron, ahí estuvo estoico, a pesar de que le quebraron una ventana. O cuando lo dejaron sin oreja por que se robaron el espejo. O las 3 veces que se choriaron la radio. O cuando me acompañó a la playa. Las veces que comimos mc Donalds. Todas las veces en que le he hechado ropa y más ropa, y parece que fuera un gran closet... tantas aventuras, tantos dancings y tantas piscolas... tantas noches de fiestocas y aceleradas a lo Schumager para no llegar tarde, yo que siempre ando atrasada... cuántos coqueteos en luces rojas, en fin, una vida con mi huacho.
Pero el jueves venía bajando a la velocidad del rayo por Keneddy y lancé el pucho. Y claro, mis ventanas estaban abajo y el calor era insoportable. Y yo, que tengo que manejar contra el sol, no veía nada. Y todo siguió igual, hasta que empecé a sentir olor a quemado. Y yo ya andaba a 100, mientras una 4x4 horrorosa me toreaba y no me dejaba bajar la velocidad. Y empezó a salir humo. Y aquí pensé, o choco o se me incendia el auto. Y en mi mente de pobreza absoluta, era mucho mejor comprar un asiento, que pagar mi pobre jeep con pérdida total y yo hospitalizada en un centro de salud público, porque mi no sistema de salud me impide llegar, incluso, arrastrándome hasta el auge.
Valor. Así que apliqué sangre fría. Porque yo aún seguía sin poder parar a 100 km/hr. Así que estiré el brazo, saqué el cigarro y apagué el incendio con la mano. Qué Mujer maravilla, qué Batman y Robin, ahí estaba yo, toda regordeta, salvando mi auto de un incendio gigante en plena hora del taco en la Keneddy.
Lo lloré. Me apené como si hubiera dañado a mi hijo. Pucha que sufrí esa tarde. Pero lo superé. Donde está el hoyo del indendio ahora pongo un polerón.

miércoles, diciembre 12, 2007

El carrete más fome del mundo

En mi nuevo rol de polola, seudo.novio me llama y me invita a un pequeño eventillo, íntimo, pero del que no puede escaparse. Esos compromisos donde no es posible un no. Y bueno. Son las 7 pm de un domingo. Yo debería estar en ese minuto con un daiquiri de frambuesa celebrando los 27 de mi querida amiga Conzuelo, pero no estoy tocando el timbre en esos departamentos estilosos que hay en Las Tranqueras. Yo igual iba un poco nerviosa, porque iba a conocer a amigos de seudo.novio y pololas y señoras de amigos de seudo.novio, y yo que tengo complejo de hablar mucho, de ser demasiado regia y simpática, y para cagarla más, cachaba que la cuestión iba a estar llena de ingenieros, personajes no muy adaptados a la socialización, entré con pánico y prensentí que la cuestión iba a estar mala.
Podría decir que la vista del depto era increíble. Que quedaba al lado de mi pega, así que envidié al personaje que se compró ese departamento. Que la parrilla que había en la terraza era mutante, que en cualquier momento escuchaba un 5, 4, 3, 2, 1 y salía volando al espacio como transbordador de la Nasa, cuestioné tanta neurona invertida en una parrilla a gas, si podrían aplicarse en pastillas para adelgazar. Y el plasma o lcd atornillado a la pared del living era mostruoso, yo creo que por lo bajo costaba 3 veces mi auto, yo ya me imaginaba con trenzas a lo huasa de San Rosando y pensaba lo que es ser ingeniero, porque que con mi sueldazo periodístico para lo único que me alcanza son para esas teles de 4 pulgadas en blanco y negro que más parecen monitores de vigilancia, que venden a 10 lucas en el Easy.
La cuestión es que llegué y la gente cero especial. Lo que Dios te dió en neuronas, te lo quitó en belleza, mi linda, estuve a punto de decirle a una, aunque nunca tan mala. Si quizás no era tan siniestra, pero celo estilo y moda, mientras yo pensaba en mis amigas que se ponen pechugas y están solteras, mientras que otras feas desaliñadas tienen marido, entonces la vida a veces es injusta.
Lo peor es que nadie me habló. Lo bueno es que cuando llegué dije mi nombre, así que por lo menos supieron como me llamaba. Como caché que el eventillo ya tiraba para tortura china, apenas me preguntaron qué quería tomar, pedí a gritos y con barra una piscola, a pesar de que las niñas tomaban coca zero. Fui un niñito. De verdad yo tenía que pasar esas horas con al menos 0,5 gramos de alcohol en la sangre, porque de lo contrario, era capaz de meter la cabeza en la parrilla y morir carbonizada, que lejos hubiera sido muchísimo más entretenido que mirar con cara de gomero y de que.estoy.haciendo.aquí toda esta escena.
La mejor parte fue cuando llegamos a la parte en que nos mostraron el video del matrimonio. Lejos, pero lejos, la cuestión más latera que he tenido que ver. O sea, para mí ya la situación era patética, porque además, todos habían estado en ese matrimonio, entonces comentaban cosas que yo no sabía y que menos me interesaban. Los comentarios eran del tipo: la señora que está atrás es la hermanastra de mi papá, hija del segundo matrimonio de su papá..., y recitaba e árbol genealógico como si fuera la mejor talla de Coco Legrand y yo aguantaba la respiración e intentaba que me diera una apnea porque creía que lejos habría sido mucho más entretenido estar en el hospital o en el servicio médico legal, que metida ahí. Pero no, me tuve que mamar los 45 minutos de un video de un matrimonio al que, además, seudo.novio, no me había invitado. Tuve que poner cara de entretenida, aunque lo único que yo quería hacer era reirme a carcajadas y tirar la talla, pero todo era en silencio. Sufrido. Llorado. Tierno. Y hablaban de matrimonio cuando con seudo.novio llevaba dos días de pololeo y casi me estaban espantando al cabro y no podía poner ninguna cara, más que la de apestada.
Lo pasé horrible. Odié a seudo.novio. Descubrí que en la vida hay gente pesada y que, por Dios, yo me rodeo de pura gente buena onda. Y lo que más odié, es que por primera vez en la vida no me hice ninguna amiga!

jueves, diciembre 06, 2007

Por qué Romi, por qué

A veces, en el ascensor me encuentor con un vejete mino. O sea, debe tener unos 38 o 40, pero minoco. La primera vez que lo vi me dijo: desde cuándo están en este edificio. Había sacado la foto en mala, no cualquier edificio tiene una oficina con 4 huachas ricas rucias todas.
Otro par de veces algunos holas.
Pero hoy me lo encontré en la mañana. En el 1, nos saludamos. Estaba fucsia de tanto sol. Así que después de preguntarnos por las respectivas pegas, en el 3 le pregunto por su insolación. Estuve en el Six Days, me dice. Y yo, cómo tan niñito, sé a lo que se refiere. Para qué hacerme la mina y preguntarle qué es eso. En el 4 me cuenta que poco anduvo en moto y que se dedicó a los asados. En el quinto le digo a pero qué entrete. En el 6 le pregunto si practica enduro. Me dice que si.
Ahora viene la mejor parte:
Le digo "mi papá también". Cómo tan mamona!!! Cómo no se me ocurrió decirle algo menos tarado. Ya tengo suficiente con mi cara de 21, el pobre hombre sacará cálculos y pensará que un viejo turuleco no puede andar en moto, por lo tanto mi papá tiene su edad!! Mal.
Hasta el piso ocho nos dedicamos a hablar de los circuitos a los que va el papá y a los que va él. En el nueve se bajó. Y yo, hasta el 10 me agarré a cabezazos contra el asecensor, cómo tan idiota, yo creo que me pegué el comentario más mongo del universo, no había algo menos menso que decir en mi repertorio matutino?
Por qué Romi, por qué.

lunes, diciembre 03, 2007

Era hora de que nos pasara

Domingo en la tarde y con la Conzue nos embalamos con unas margaritas para rematar este finde que ha tenido mucho de tranquilo y descansado. Así que estamos en el Ruby Tuesday, hipnotizadas por el 2x1, con margaritas de limón, mientras vemos pasar al pololo de la Gualeta, un par de compañeros de colegio que se casan en un mes más, conocidos varios y cada cuanto nos hacemos la pregunta 'me veo como ella?' cuando frente a nosotras pasa una gorda desarmada. Mientras le cuento mis dramas amorosos y ella insiste que es buena onda hacer una lista de riesgos al estilo Mi novia Polly, ya han cerrado el Parque Arauco, han prendido las luces y la mesa de al lado, donde hay dos matrimonios cincuentones ultra simpáticos, nos preguntan qué hemos tomado porque nuestros tragos se ven muy ricos.
Comemos unas papas fritas para estabilizarnos y vamos por otra ronda de margaritas, celebrando que a esta hora, la soltería y la soledad nos dan para irnos de copas, en vez de estar preparando mochilas y delantales de la desendencia que aún no tenemos, o acostadas viendo teles con la pierna peluda. O como algún domingo cualquiera, pasando la caña después de un sábado del terror.
Con la mesa de al lado ya somos amigos. Apenas sacamos un cigarro, los cincuentones nos tiran e escendedor. Hasta que en un momento, alguien nos preguntó por qué estabamos solas. Porque somos muy ricas, respondimos con la Conzue. Medio minuto más tarde juntamos las mesas y teníamos cuatro amigos nuevos: Carlos y Verónica, y Jaime y Ginet.
Después de las presentaciones varias, quedaron en shok y qué chico es el mundo, porque los dos matrimonios tenían hijas periodistas y cesantes, así que obvio que quedaron en mandarnos los cvs de los retoños. Ellos, en cambio, eran empresarios de rubros muy destacados: Jaime es el dueño de una funeraria, y Carlos de cadena de moteles hiper conocida. Más risas. A estas alturas Ginet y la Vero eran íntimas amigas nuestras, habíamos conocido hijos y nietos por fotos, alabado pilchas mutuamente y nos habían tirado más flores que todos los pololos que hemos tenido con la Conzue en conjunto. Ellos estaban en shok con lo simpáticas y amorosas que éramos, que les encanta este tipo de juventud, que casi éramos lo mejor de la raza para perpetuar la especie, mientras a mí se me caían las lágrimas de emoción frente a tanta alabanza, mientras entraba en el mundo de farandulandia cuando nos contaron que la hija de Ginet y Jaime era la esposa de Pinilla!!!
Nosotras ya íbamos por unas quesadillas, nos ofrecían old fashion, el Parque Arauco estaba vacío y estábamos atentas escuchando la historia de estos locos de cómo hacían para escaparse de sqp, y la Conzue y yo le gritábamos con espasmos nerviosos cómo dejaron que se casara con Pinilla y los pobres se agarraban la cabeza con las dos manos, y nos decían que tampoco lo entendían, que casi estaban de muerte.
Después de haber encontrado demasiados conocidos en común, de que me encontraron parecida a Daniela Campos y yo vomitaba de guácala por el piropo, y ellos se defendían diciendo que era muy amiga de ellos (y yo me autoflagelaba por haber dicho ese comentario frente a farandulandia), que ya nos tenían pinches solteros del Club de Leones al que pertenecían y yo ya me imaginaba carreteando for ever con estos vetejes enfermos de divertidos, casi dobladas como churro, con la Conzue pedimos humildemente nuestra cuenta.
Y pasó lo que nunca nos había pasado. Los vejetes buena onda nos pagaron la cuenta!!! Qué salidas a bares de moda, qué escote, qué producción, qué nada. Hay que salir a carretear con los matrimonios cincuentones. La llevan todo el rato. La Conzue y yo obvio que les dijimos que cómo se les ocurría, qué nada que ver, que somos alcohólicas con plata, y ellos nada.
Besos y abrazos a la despedida. Y lejos uno de las mejores noches de copas que he tenido.