lunes, abril 28, 2008

Guataca Beach

Llegué de mis vacaciones. Gorda como una morsa. Gorda y bronceada. Pero un bronceado a medias, esos que tenemos los que somos blancos y nos quemamos rojo. Ese bronceado que jamás es negro. Tan, pero tan gorda, que mis gualetas tienen el ancho suficiente como para dejar la piscola y el cenicero y no tener que dejarlos en la mano. El pique es horroroso, en un avión enano de Copa, al lado de 200 millones de flaites, pero the real flaites. Gracias a Presto no sólo las pungas tienen pechugas de silicona. Ahora también se les puede reventar la silicona arriba de un avión. Pero cuando llegamos al aeropuerto de Panamá cambió mi mal humor. Glorioso. Y ahí me di cuenta lo fácil que es hacer feliz a una mujer. Con la Conzue fue tanto, pero tanto lo que compramos, que estuvimos obligadas a comprarnos un par de mochilas Benetton. Para ser sincera, yo en Panamá con dólares, era un mono con navaja. Y sobre todo, cuando debíamos esperar 3 horas.
Puerto Plata queda al norte de República Dominicana y es el balnerario emergente. Eso significaba que el lugar era más barato, más piola y lo más importante, no había NINGÚN chileno. Así que estábamos con la tranquilidad del pelambre tranquilo y paciente.
Nos hablaban en inglés y yo enloquecí cuando me dijeron que tenía cara de inglesa. Juraban de guata que los chilenos eran negros. Y con la Conzue intentábamos decirles que no creyeran que las chilenas eran tan estupendas como nosotras, porque les falta conocer las pokemonas y a las emos, y a las visual. O cuando una noche en el bar, en italiano, me dijeron que no podía pedir mi vodka limón, al que soy adicta, porque era menor de edad. Y yo gritaba de emoción porque me habían encontrado demasiado joven. Coqueteabamos con la idea de hacer topless porque al lado de todas las gringas gordas y celulíticas, nos creíamos Paris Hilton. Comíamos como hombres, sin que ninguno nos mirara con cara fea. Caminábamos por todos lados bailando regetón y cantando esa canción de "tienes un cuerpo brutal que cualquier hombre desearía tocar", porque lejos éramos las más prendidas.
Teníamos un the real bar en la pieza. Con botellas y dispensadores de ron, wiski, vodka y brandy. Manejábamos a nuestro antojo un refri con Brahmas y tomábamos mientras nos dabamos unas manos de gato en la noche. Y como la querida Maca no podía, llevamos una foto de su cara en tamaño natural y era la santa de nuestro bar. Hasta un florero le poníamos para invocar algún ron. O un vodka tónica.
A las 10 am estábamos con el daiquiri fresa en la mano tomando sol. Y mí me salió un herpe en la boca el segundo día, así que en todas las fotos salgo con esa brutalidad en el caracho. Jugábamos poker en el casino. Y con lo que ganábamos partíamos a la ruleta a jugar por el 3 y el 9. O por lo que nos tincara, para seguir jugando los días siguientes.
Pasábamos todo el día echadas al sol. La Conzue al the real sol y yo, debajo de una palmera, para no insolarme. Comíamos sagradamente una hamburguesa con queso a las 5 pm en un plato lleno de papas fritas. Y estrenamos bikini cada día sólo para tener fotos distintas. Hacíamos playitas y escalopas tomando sol en mar celeste y caliente. Acostadas en la orilla como si tuviéramos 8 años. Y como la Conzue habla tanto como yo, no hubo un silencio en 7 días. Y nos reíamos de todo y de todos.
Íbamos a bailar y quedábamos en trance con los regetones. Vimos el espectáculo de la doble de la Madonna, pero como era tan fome, nos dedicamos a bailar solas y, de repente, nos empezaron a sacar fotos, porque nuestro flaiterío era mucho más entretenido . Nos pusimos todas las faldas cortas y los escotes que no nos ponemos en Chile. Y nos daba lo mismo la celulitis, porque a 50 centímetros de distancia, había una gorda que estaba más desarmada que nosotras. Nos sentimos orgullosas porque nuestra gordura la llevamos con dignidad y dimos gracias a Dios porque mientras nadábamos en el mar, la gente no pensaba que era el remake de Liberen a Willy. Gané en una competencia de tirar aros, aunque con la Conzue habríamos sido campeonas de ese concurso de quién se come más completos. Y nos invitaban a salir, y bailar, mientras nosotras le decíamos, sí, te llamamos. Y nuestro ego era gigante. Comprobé que con el sol el pelo sí se pone rucio. Y que cuando hace demasiado calor, uno jamás está ebria.
Lo pasamos tan, tan bien. Y nos reíamos tanto que en las mañanas nos dolía la guata. Pero después de tanto vodka, ron, mojito, bloody mary (que es perfecto para la caña) y tanto trago tropical rosado, verde, azul y morado, yo me quedo con la piscola.



jueves, abril 17, 2008

Caribe, pa allá voy yo

Me voy, mañana en la noche tomo el avión elegante rumbo a República Dominicana, con una escala en el reino de las compras. Me voy a reventar el hígado a base de daiquiris, a que me de un efisema pulmonar por miles y miles de cigarros, a bailar más regetón que en Murano, a comer todo lo que me ofrezca el all inclusive, total a la vuelta lloro en la tele para que me opere el doctor Vidal. Voy a conversármelo todo con la Conzue, la amiga que habla tanto como yo y modula tan horrorosamente como yo. Voy a jugar a hacer escalopa en la arena y tirarme guatazos en la piscina y a hacer playitas. Me voy a poner todos los bikinis, trikinis, colalé, toppless, lo que sea, porque voy a un balneario tan, pero tan emergente, que no creo que me encuentre con nadie.
Voy a correr a lo Bo Derek por la orilla de la playa con mi celulitis y me va a dar lo mismo. A mostrar el rollo, las gualetas, lo que sea, total nadie me conoce. Me voy a sacar mil doscientas fotos en bikini, para tirar a la chuña, total en msn a nadie se le notan las estrías. O la vuelta fotoshopeo todas las fotos con la ayuda de la Stefa.
Mañana me despido del taco a la pega. Y del cojo que todas las mañanas pide plata en Los Leones con la Costanera y que le digo, sorry, pero no tengo ni para hacer cantar a un ciego. Soy como cruel. Adiós al que me regala el diario en Los Leones. Adiós al roto que no me deja estacionarme donde me estaciono todas las mañanas. Byebye al frío mañanero y a las frazadas en la cama. Hola vestiditos y zapatos de putilla. Jelou casino, que soy capaz de entregar en parte de pago a la Conzue por jugar un rato más a la ruleta.
Que te vaya bien piscola, bienvenido daiquiri.