lunes, mayo 30, 2005

Mato por un contrato (o cómo se puede pasar toda la vida boleteando)

Para entrar a trabajar ahí hay que matar a un periodista, escuché mil veces. O a un abogado. O a un ingeniero comercial. Yo quiero un contrato. Lo exijo como ciudadana libre. Quiero vacaciones, aunque sea tres semanas al año, pero que sean pagadas. Así no me paso todo el año juntando plata. Quiero enfermarme bien, pasar en cama y que me paguen las licencias. Quiero tomar remedios y no tener que embalarme con agüitas de ruda, de perejil y de perra para que se me pasen los achaques de la edad. Quiero ir a hablar con la Cordero para que me de una licencia trucha por depresión endógena. Quiero un día administrativo e irme a Buenos Aires con mi novio. Quiero dejar de pensar que no puedo tener una guagua porque con el solo parto no sólo quedaría tuerta, sino también ciega. Quiero aguinaldos de fin de año y un patético regalito. Los de mi generación estamos condenados, por eso empecemos la campaña Contrato para un Hermano.