sábado, mayo 26, 2007

Casi

Casi tengo un perro gay. Casi me cambio de ciudad. Casi dejo botado mi auto y me subo al Mercerdes de al lado... Casi.
Un día nuestro Kevin llegó a casa con un perro amigo. Un quiltro tan quiltro y cuma como él, pero en versión negra. Le pusimos Bryan. Es un perro realmente feo, a tal punto que es papiche y puede tomar agua de la ducha. Kevin y Bryan lo pasaban del uno juntos y saltaban y corrían por la plaza felices de la vida. Hasta que un día llegué a mi casa y veo a Kevin y a Bryan afilando en el jardín de mi casa. Yo de verdad estaba en estado de shok, dejé botado el auto y empecé a gritarle noooo, noooooooo, Kevin cochino, eso no se hace!!! con ataque surtido, mi perrito regalón es gay y yo no pude evitarlo. Desvié la mirada, después de hacerle un desprecio gigante y entré el auto sin mirar para atrás. Un pecador. No!! No, si ser gay no es pecado, pero no se me ocurría qué más decirle. Que el pobre viva y disfrute su opción sexual en otro lado, no en mi casa.
Pasaron los días e intenté olvidar que su íntimo amigo sí era un muy íntimo amigo. Hasta que una mañana de mucho frío fui a ver a Kevin a su casita y noooo, horror!! había invitado a alojar al Bryan. Peor. Es un adolescente mi perrito que invita a dormir a su novio sin protección. Pero qué decir, igual se veían tiernos los dos acurrucaditos en su baby casita celeste. Después camino a la pega pensé que mi Kevin si es gay tengo que aceptarlo, pero además tengo que estar muy orgullosa de él porque es solidario como el Padre Hurtado y en las noches de frío invita a alojar a un perrito que no tiene casa. Así que se ganó un poroto.
Casi me cambié de ciudad. Me llegó una oferta de trabajo bien tentadora para irse por harto tiempo a una ciudad del norte que todo el mundo odia, donde no hay onda, ni PO, ni nada, pero que a la vuelta uno puede traerse varios milloncitos en la cartera (sí, porque aunque es cara, no hay donde gastar plata). Lo pensé caleta. Harto, sobre todo el día que estuve en cama delirando porque estuve con un resfrío que me tuvo bastante aturdida. Y aunque acá gano harto menos de o que podría haber ganado allá, caché que me había costado un mundo tener una pega the real periodista, que adoro, donde me tratan del uno, que nada que ver cambiarme a otro lado a jugar a ser ingeniera comercial. Me dolió harto la guata, pero ya se me pasó. Y creo que tomé una buena desición.
Casi me cambié al Mercedes de al lado. Ayer figuraba en un semáforo de Vitacura, y yo, obvio que el tiempo en las mañanas es escaso, así que apliqué maquillaje. No sé por qué mientras estaba con el rimel en la mano sentí que el vejete del Mercedes de al lado me miraba con cara de ganso. Pero filo. Mi papá encuentra siniestro a las mujeres que se maquillan en el auto y cuando me iba a dejar a la universidad evitaba hacer eso delante de él para que no se espantara. Así que obvio que pensé que el vejete todo pintoso y medio mino pensaba lo mismo que mi papá. No importa, seguí con el proceso de enchulamiento, que lápiz de ojos, un poco de rouge y lipgloss, ya casi van a dar la verde y yo lista, cuando miro al lado y el vejete me empezó a aplaudir y me decía que me veía my bien. Yo no entendía mucho, así que me reí y bajé el vidrio para darle las gracias, cuando me dice "te ves estupenda, no necesitabas maquillaje" y yo con ataque de risa, imaginando que era la próxima the real Bolocco saliendo con este vejete sub 90 que me coqueteaba en el semáforo. Dieron la verde, byebye huacho y obvio que apreté chala.
Quizás esto mal enfocada y mi PO está en los sub 90, quién sabe?

2 Comments:

Blogger En eso estoy... said...

TE JURO QUE LO UNICO QUE QUIERO HACER ES CONOCER A KEVIN Y BRYAN! TE LO JURO!!! PUCHA QUE ME HACES REIR BOLOCO!
BESOS

mayo 27, 2007 3:35 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

yo casi casi iba postear...

mayo 30, 2007 7:48 p. m.  

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