martes, junio 07, 2005

Mi vida es una pasarela (y ahora tiene banda sonora)

Una vez me bajé del metro y sentí que mi vida era una pasarela. Así de simple. Desde ese día, cada vez que camino pienso que adelante hay un par de fotógrafos que me encandilan de tanto flash. Y la gente me mira mientras desfilo lo que esa mañana saqué del closet. Si hay personas que me mira demasiado y con cara rara, me dan ganas de ofrecerles mi autógrafo. Quizás, pienso más tarde, tenía el cierre abajo y todos se daban vuelta a mirarme para que atinara a subírmelo.
La cosa es que ahora mi pasarela tiene banda sonora. Creo que sólo falta que Roberto Giordano se pegue esos discursos en la onda de "Kenita, qué fabulosa, Kenita la novia del futbolista (o en su defecto) tenista más importante de Chile". Me regalaron un reproductor de mp3 que tiene más onda que todos los electrodomésticos juntos que hay en mi casa. Así, me paseo por Provi (mi Quinta Avenida) escuchando canciones de Franco de Vitta (mi favorito después de que me prostituyeron a Arjona) mezcladas con Morrisey y lo que descubrí en mi verano, Fatboy Slim. Sueño que antes de que la pasarela llegue a su fin, haya alguien al final esperando mi piquero.