martes, septiembre 05, 2006

Pare de Sufrir

No es que yo sea de esas mujeres que anden sufriendo y lloriqueando por la vida. Al contrario, me dan risa todas las cosas malas. Como la otra vez que el guardia del Boston me gritó delante de todo el banco si yo era cliente, al verme instalada en la caja de titulares. Como que me emputecí por su mal gusto, me di vuelta y le grité "¿Acaso no tengo cara de cliente?" y el pobre mal alimentado me cacheteó con un no. Mal. Asumo que su error haya sido producto de mi cara de infante, y no por la cara de cuma que no poseo. De todos modos, ese día me veía ultra huacha. Y bueno, si las vendedoras de Louis Vuitton atendieron gentilmente a la Nicole Romané como si fuera cliente vip, quizás tengo cara de lanza internacional.
O como cuando me subo al Transantiago y el chofer al ver mi billete de luca me dice que no me puedo subir... yo no sé en qué segundo de inspiración se me ocurrió plantarme delante de todos los pasajeros, sacar mi mejor sonrisa y preguntarles si alguno tenía cambio. Por 4 segundos, sentí que todos los pasajeros eran mi público, que me miraban con alegría y al segundo 5 empecé a ver a 20 cabezas moviéndose de un lado a otro, en signo de reprobación. Ahí sólo atiné a despedirme y bajarme a cambiar plata.
Cuando le conté, mi mamá me felicitó por tener mucha personalidad.
Pero eso no fue todo. También perdí mi celular, lo que me salió una millonada, la vejete que se lo encontró se negó a identificarse y menos mal que era bien ñurda, porque sólo hizo una llamada y eso que me dí cuenta 4 horas después de que se me había caído de la cartera.
También tuve que ir a pagar el parte, que quedaba realmente lejos, donde el diablo perdió el poncho y toda esa huifa. Era al lado del Regimiento Buin!!! Y lo más divertido era que toda la micro supo que yo iba a pagar el parte, todos me comentaban dónde debía bajarme, cómo volver a provi, para donde caminar. Mi parte era el tema de conversación de toda la micro y hasta el chofer se dió el lujo de gritar en la esquina "¡quién es el que tiene que ir al juzgado!", mientras yo me bajaba a lo Evita Perón de la 117.
Tan top, que mientras iba caminando por El Salto y yo pensaba que era un asalto, una señora se me acercó y me preguntó para donde iba. Qué pintoresco es El Salto, pensaba yo, mientras caminaba cuadras y cuadras pateando la perra por tener que pagar un delito que no cometí. Soy como el doctor del Fugitivo, pero en vez de ir en la búsqueda del manco, yo anduve como de patio en la persecución del paco que me dijo que me estacionara ahí.
Pero hoy, después de una tarde con la Té y la Frani decidí parar de sufrir y si soy cesante desde el viernes será.
Igual paso el dato.
Periodista huacha y simpaticona, busca pega en comunicaciones.

2 Comments:

Blogger Señorita No said...

Me siento media culpable, te invité a ver a Raudales y saliste con un parte bajo el brazo.
Pero sin el parte, tu historia no habría sido la misma.
Señorita No

septiembre 06, 2006 6:21 a. m.  
Blogger En eso estoy... said...

Que manera de reirme!! no de tu desgracia sino de las analogías que haces... pero hay que reconcoer que hemos estado con poca suerte estos últimos días, sí! por los partes digo yo...
Pero a diferencia tuya yo sí cometí una infracción...

septiembre 06, 2006 12:01 p. m.  

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