lunes, septiembre 22, 2008

La rehabilitación existe

No tuve que ir a alcohólicos anónimos. No tuve que decir mi nombre con cara de arrepentida. Sobreviví a las piscolas y hoy estoy aquí para contarlo. Qué noches aquellas de desenfreno y soltería con mi querida amiga Maca. Después vivinieron las noches de desenfreno y pololo. Más noches de inauguración de departamento, para ser bien honestos, como dos meses de evento tras evento, noche tras noche, y como siempre, y yo no podía desentonar. Al otro día me levantaba feliz e iba a trabajar, iba a almorzar a la casa de mis papás, seguía intacta hasta la noche siguiente. Mi vida era perfecto.
Hasta que llegaron varios domingos en que no tenía ganas de levantarme. Me levantaba y veía en la pieza de al lado a mi amiga Chuminga Belén en el mismo estado catatónico. Las dos caminábamos como sombies y odiabamos las piscolas de la noche anterior, porque en el fondo, nos destruian un domingo de entretención non stop. Ya no nos daban ganas de hacer el aseo y mirábamos con ojos chuecos a los invitados de la Dani que iban a tomar té al departamento.
Pero un día llegó la iluminación. Mi amiga Andrea, que no veía hace un par de años, llegó al dpto con una botella de vodka y un jugo ligth. Eran como las 10 de la noche y nos pusimos a conversar de la vida, mientras la botella bajaba y bajaba, y los cigarros se acababan, y nosotras dale que dale con tantas historias en tantos años, hasta que nos dieron las 4 am. Me acuerdo que con la Andrea nos dimos un abrazo apretado al despedirnos en estado catatónico y me prometió llamar cuando llegara a su casa. Lo bueno es que andaba en taxi y yo, para llegar a mi cama, sólo tenía que caminar 7 pasos.
La madrugada fue espantosa. Creo que dormí en el baño. (Hermanas, plis no insistan con enseñarle a la mamá a usar internet con mi blog). Juraba de guata que esa noche sobreviviría y me daría un ataque de cirrosis fulminante. Estaba a punto de ver la luz y le juré a todos los santos que dejaba el trago.
No sé como llegué a mi cama. Al día siguiente mi cabeza estaba que explotaba. Fui a pedir auxilio donde la Chuminga Belén y estaba peor. La invité a pasar la caña en mi pieza y figurábamos las dos acostadas en mi cama sufriendo en silencio. Autoflagelándonos. Rogando a Dios el perdón divino.
Intentamos con esos jugos milagrosos y nada. Ni el gatorade. Ni el tecito. Ni el agua con azúcar.
Y la cabeza sufría.
Desde ese día prometí dejar de tomar. Y como una iluminación divina, le decía que no a las piscolas. Veía un ron y lo saludaba feliz, pero pasaba de largo. Me acuerdo de noches enteras tomando coca zero. Era como un animal raro. Mis papás me invitaban a almorzar y rechazaba el pisco sour. Mi mamá me miraba feliz. Era un ejemplo para la humanidad. Y así pasé el 18.
Hasta hoy, que me tomo una piscola feliz mientras mis amigas no alcohólicas ven Amor Ciego.

4 Comments:

Blogger Dani said...

te recuerdo que una motivación para rehabilitarte fue que te invitaría jugar wii. Lo cumpliré lo prometo.
Besos amiga

septiembre 23, 2008 1:14 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Jajaja. Lo del wii era sólo una joda!!!
Dejamos de tomar para no tener más cara de monsters y poder disfrutar de los domingos.
Ese día creí que moría. La única huella es la mancha en mi alfombra... wácala.
Ahora soy feliz, jajaja.
Que Amy Winehouse siga nuestros pasos!!!

septiembre 23, 2008 1:25 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hoooola Hola!!!
tanto tiempo sin verte por estos lados, que gusto que escribiste en tu blog
por mi parte, cada cierto tiempo pasaba a ver si habían novedades y nada, hasta hoy y veo que escribiste esta semana.
Vaya estado en el que terminaban, jajajajaja, debo aclarar que no conozco ese estado, ya que nunca por más que he tomado, he terminado así, jajajaajaj, creo que paro antes del punto de no retorno.
Un abrazo, de tu fan incondicional que vuelve a la semisoltería después de separarse definitivamente.
El Lillo!

septiembre 24, 2008 1:44 p. m.  
Blogger Nutela said...

bueno señorita, qué quiere que le diga. por ahí basta con tomarse una o dos piscolas y listo. cachar que si tomás más de eso te vas a sentir mal al día siguiente, no?

o te pasas al vino, que es más piola, más rico y mucho más sofisticado.

eso opino.

un abrazo

sol

septiembre 26, 2008 2:25 p. m.  

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