Reconocimiento

Me llama un detective de la Fiscalía. ¿Encontraron mis cosas?, le pregunto tensa, esperando un sí y mi cámara, y mi billetera, y el Creative, y mis cosméticos. No, me responde un bonachón detective. Es que para qué va a venir a contarme lo que pasó si me lo dice por teléfono, me dice. Yo feliz, me ahorré la lata de partir a Nuñoa a contarle todo lo del robo.

Me pregunta mil cosas. Con quién iba. Qué vidrio me rompieron. Que no entiende nada de mi denuncia, que por favor le deletree mi apellido y las cosas. ¿Cómo fue? ¿Está muy traumada? ¿Volvió a manejar? ¿Arregló su auto? Sí, ando bien traumada. Justo hoy lo mandé a arreglar. ¿Quiere ver las huellas digitales? No. Bueno, ya, le digo.

De pronto me pide que si me acuerdo de la cara de los ladrones. Pucha no, le digo. Es que la cuestión duró un segundo. Aahhh, es que quiero que venga a reconocer fotos. Jelou? No entiendo nada. O sea, y menos voy a reconocer a los lanzas un par de semanas después. Le pregunto si puedo ir a reconocer a cualquier punga que tenga cara de ladrón de carteras de Bilbao con Vicuña. Le digo que me da lo mismo quien sea, total todos son lanzas. Me da un charla judeo cristiana sobre mi conciencia, que soy una buena niña y nada que ver que ande inculpando a cualquier mortal por lo que me pasó. Que es mil veces mejor dormir tranquila que andar inculpando a un inocente. Y yo pienso que quizás tiene razón. Y me acuerdo de esas películas gringas donde es juzgado el inocente, que sufre y sufre, mientras the real culpables andan sueltos por New York. Le hago caso.

Le cuento que en mi cámara iban las fotos de Brasil en las que con la Té y Baby Frani salíamos en bikini. Y que me da pánico que las fotoshopeen. Y que sean como un Kenazo. Me dice que tengo toda la razón. Pero que quizás el cyber crimen pueda ayudarme... el día en que aparezcan por todos lados. Me pide el número de serie de la cámara, justo cuando hace un par de días y en un ataque de sacar las malas vibras boté todo lo que tenía relación con la cámara. Menos los cables que se los regalé a TM. Estoy cagada.

El detective es muy simpático, como público objetivo de mi abuelita. Me trata de señora y le digo que por favor no me avejente, que tengo sólo 25. Me pregunta por los bloqueos y me cuenta que está de los más moda que los lanzas o vendan los carnés o que los quemen, con la cartera incluída. A veces pienso quién cresta ocupará mis maquillajes Clinique. Qué punga se deleitará con oil free, labiales ultra fijación a prueba de besos y lápices que dejan en mí los ojos verdes. Y me acuerdo de la Dani cuando me dijo que después del robo de su laptop lo que más hubiese sentido eran sus 500 lucas en maquillajes MAC. Si hasta se llevaron los míos con caja incluída, porque pucha que los cuidaba. Si me costaron caros!!!

Antes de cortar el detective me dice que no me preocupe, que a veces encuentran cámaras de fotos... 2 años después. Y que los dueños se las llevan para la casa. Le pido que cuando tenga esas rondas de reconocimiento me invite por favor. Me dice que sí.

Como si eso alguna vez en la vida fuera a suceder.