jueves, julio 21, 2005

Me levanté con Mick Jagger

Soñé con Mick Jagger y amanecí de lo más feliz. La Savita me pedía que fuera a buscar unas entradas para el concierto que darán en febrero en Santiago. Yo estaba en Londres y él, en su camarín. Al primer intento, no me dejaron entrar. Después, sí.

Oye Mick, le dije. La Savita me manda a buscar las invitaciones. Me pasó una, chica, como del porte de un tazo de papas fritas. Yo también quiero ir. Agarró el libro que yo andaba trayendo y me escribió algo del estilo "ella tiene onda conmigo, déjenla pasar". Yo me reí. Seguía feliz. Salí de su camarín hacia la calle y el día estaba increíblemente nublado. Llamé a la Savi. Antes de que me contestara sólo atiné a pensar qué haría yo, una mina 40 años más joven, con un Jagger sesentón.

Pero eso pasó mucho después.

Después que llegué sola a mi casa, y mi papá veía la tele. Saqué unos garbanzos del refrigerador, una sopa de pollo y unas vienesas. Me comí los garbanzos, me tomé la sopa y me comí un completo. En verdad tenía hambre. Mañana pienso en la dieta que debo hacer para el matrimonio que se acerca... me fumé un cigarro (creo que un día de estos le diré al papá que me de el pito que tiene en su camioneta) y caché que tenía sueño y que el dolor de oidos me estaba poniendo malgenio. Estuve toda la tarde con el oido derecho para la escoba.

Enchufé mi nueva adquisición, una que aún ni siquiera he empezado a pagar. Me pasé el no!no! por las piernas hasta que el olor a quemado te tenía enferma de los nervios. No duele, pero es fome. Para ser bellas hay que ver estrellas es el lema en mi casa. Prefiero el dolor, antes de ser extremadamente fea todos los días del año.

Me fumé otro cigarro y llamé a la Tuqui que está enferma. Me puse el pijama rosado y traté de dormir. Sonó mi celular y estuve hablando un rato. Cerré los ojos y me desperté con Mick Jagger. Eso fue lo que pasó.