De pijama party en un hotel
Tuve un seudo pijama party en un hotel. Un hotel cinco estrellas y en Santiago.
Iba camino a buscar a la Savita, cuando llama y me dice que está enferma, que mejor no salgamos, que vaya para allá. Yo le digo que tengo hambre. Parto.
Coqueteo con el botones del hotel y le digo que vengo a ver a una prima que se está alojando ahí, qué donde puedo estacionarme, si sale muy caro. Me sonrié y hace una movida con el loco de los tickets de estacionamiento. Me coquetea y yo le coqueteo de vuelta, le doy las gracias y entro al estacionamiento. Qué horror! casi choco el jeep contra el estacionamiento subterráneo, y me imagino que este loco piensa que aprendí a manejar ayer. Me da vergüenza.
Subo al lobby y nunca me imaginé que Santiago podría estar lleno de turistas. Un plaga de coreanos se suben a estas camionetas sub, muy gringas; un comando de musulmanes y turbantes esperan en la entrada y a mi lado un par de minas deciden que sólo esperarán 10 minutos más. Llamo a la Savita y me dice que suba. Y subo.
Su pieza es muy grande y tiene una vista horrible a más edificios. Una vista realmente mala. Me acuerdo que cuando fui a Río y mi hermana, mi abuelita y yo nos quedamos en una habitación que tenía una vista increíble de la playa, mi abuelito que dormía solo, tenía una que daba a una muralla. De verdad. Y era chistoso.
O cuando fui sola con mis hermanas a Buenos Aires hace años atrás y jurábamos que en nuestra habitación penaban, tanto que clausuramos una pieza y dormíamos las tres en una cama de dos plazas. Tanto, que una noche llamamos asustadísimas para que nos fueran a socorrer. Obvio que nadie nos dio la hora.
En fin, pero esas son otras historias.
Nos echamos en las camas y con la Savita nos ponemos a conversar. Estar ahí es como un lugar neutral, ni Santiago ni Antofagasta, es la versión mejorada de esa vez que estuvimos en Perú. Me cuenta su Semana Santa en Iquique y la siento muy feliz. Eso me pone demasiado feliz. Le cuento mi historia, ahora con lujo de detalles, con comas, y recreación y desmayos incluidos. Se la repito, la analizamos. Nos reimos de mi estupidez. O de su frialdad. Me dice que los hombres son así.
No dio hambre y llamamos a la Mónica. Es tarde y vamos al Ruby Tuesday. La Mónica me cuenta de su historia de 12 años, mientras comemos hamburguesas y cocas lights. Siento que me está repitiendo lo que me pasaba hace 2 meses atrás. Y nos da risa.
Nos despedimos en el lobby y me voy. Paso a buscar a la Guale. Me invita a unas piscolas donde está. Me quedo.
6 Comments:
que vida tan entretenida la tuya!
Siii, atroz de entretenida y eso que no cuento todo, porque tanta actividad puede atorarte!!!
Besos
Por fin me pude ganar el prestigio de ser tu defensa corporativa. Y a ese usuario anónimo, le puedo asegurar que tu vida es muy entretenida. Ayer lo pasamos excelente en Matucana 100, aunque nos quedamos sin escuchar a Jodoroski.
no fue mal intencionado mi comentario sobre tu vida entretenida. De hecho haria lo mismo si no tuviera que llevar para todos lados esta silla de ruedas. Y no lo digo para causar lastima sino para que no anden tan a la defensiva.
Damiana
¿Humor negro? De qué me perdí...
Señorita No
eris la caga de genial romana...yo tambien he tenido encunetros del tercer tipo ne buenos aires con las chicas...es mas senti que me penaban y me quede senatada mirando en la oscuridad toda la noche mientras las pelotudas dormian a pata suelta
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