lunes, abril 24, 2006

De pijama party en un hotel

Tuve un seudo pijama party en un hotel. Un hotel cinco estrellas y en Santiago.
Iba camino a buscar a la Savita, cuando llama y me dice que está enferma, que mejor no salgamos, que vaya para allá. Yo le digo que tengo hambre. Parto.
Coqueteo con el botones del hotel y le digo que vengo a ver a una prima que se está alojando ahí, qué donde puedo estacionarme, si sale muy caro. Me sonrié y hace una movida con el loco de los tickets de estacionamiento. Me coquetea y yo le coqueteo de vuelta, le doy las gracias y entro al estacionamiento. Qué horror! casi choco el jeep contra el estacionamiento subterráneo, y me imagino que este loco piensa que aprendí a manejar ayer. Me da vergüenza.
Subo al lobby y nunca me imaginé que Santiago podría estar lleno de turistas. Un plaga de coreanos se suben a estas camionetas sub, muy gringas; un comando de musulmanes y turbantes esperan en la entrada y a mi lado un par de minas deciden que sólo esperarán 10 minutos más. Llamo a la Savita y me dice que suba. Y subo.
Su pieza es muy grande y tiene una vista horrible a más edificios. Una vista realmente mala. Me acuerdo que cuando fui a Río y mi hermana, mi abuelita y yo nos quedamos en una habitación que tenía una vista increíble de la playa, mi abuelito que dormía solo, tenía una que daba a una muralla. De verdad. Y era chistoso.
O cuando fui sola con mis hermanas a Buenos Aires hace años atrás y jurábamos que en nuestra habitación penaban, tanto que clausuramos una pieza y dormíamos las tres en una cama de dos plazas. Tanto, que una noche llamamos asustadísimas para que nos fueran a socorrer. Obvio que nadie nos dio la hora.
En fin, pero esas son otras historias.
Nos echamos en las camas y con la Savita nos ponemos a conversar. Estar ahí es como un lugar neutral, ni Santiago ni Antofagasta, es la versión mejorada de esa vez que estuvimos en Perú. Me cuenta su Semana Santa en Iquique y la siento muy feliz. Eso me pone demasiado feliz. Le cuento mi historia, ahora con lujo de detalles, con comas, y recreación y desmayos incluidos. Se la repito, la analizamos. Nos reimos de mi estupidez. O de su frialdad. Me dice que los hombres son así.
No dio hambre y llamamos a la Mónica. Es tarde y vamos al Ruby Tuesday. La Mónica me cuenta de su historia de 12 años, mientras comemos hamburguesas y cocas lights. Siento que me está repitiendo lo que me pasaba hace 2 meses atrás. Y nos da risa.
Nos despedimos en el lobby y me voy. Paso a buscar a la Guale. Me invita a unas piscolas donde está. Me quedo.

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

que vida tan entretenida la tuya!

abril 25, 2006 7:48 a. m.  
Blogger elojonoincomoda said...

Siii, atroz de entretenida y eso que no cuento todo, porque tanta actividad puede atorarte!!!
Besos

abril 25, 2006 7:58 a. m.  
Blogger Diarios del Monociclo said...

Por fin me pude ganar el prestigio de ser tu defensa corporativa. Y a ese usuario anónimo, le puedo asegurar que tu vida es muy entretenida. Ayer lo pasamos excelente en Matucana 100, aunque nos quedamos sin escuchar a Jodoroski.

abril 25, 2006 12:22 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

no fue mal intencionado mi comentario sobre tu vida entretenida. De hecho haria lo mismo si no tuviera que llevar para todos lados esta silla de ruedas. Y no lo digo para causar lastima sino para que no anden tan a la defensiva.

Damiana

abril 26, 2006 10:23 a. m.  
Blogger Señorita No said...

¿Humor negro? De qué me perdí...
Señorita No

abril 27, 2006 8:35 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

eris la caga de genial romana...yo tambien he tenido encunetros del tercer tipo ne buenos aires con las chicas...es mas senti que me penaban y me quede senatada mirando en la oscuridad toda la noche mientras las pelotudas dormian a pata suelta

mayo 19, 2006 1:04 p. m.  

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