lunes, junio 20, 2005

Auto abajo

Una vez iba en el auto peleando con mi mamá y en el primer semáforo que vi, me tiré auto abajo. Lluegué al metro llorando, pagué y me senté en las escaleras a llorar hasta que se me pasara. Bueno, que se me pasara la pena y la cara roja que delataba todo mi sufrimiento. Estaba en eso cuando se acercó el chico mayo, esos guardias de metro que andan con su cortavientos amarillo a pesar de que en las estaciones no hace frío ni calor. El guardia, todo atento, me preguntó si me había peleado con el pololo. Yo, me puse a llorar aún más. No tengo pololo, le dije. Le conté que me había peleado con la mamá. Me ofreció el baño de la estación "para lavarme la carita" y un té. Se quedó un rato hablándome y me fui. En verdad, no puedo acordarme ahora por qué esa vez me enojé con la mamá...

Creo que pasaron unos ocho años y se me ocurrió hacer lo mismo. Iba en el auto con mi novio por la Costanera y se me ocurrió tirarme auto abajo.Esta vez agarré mi cartera y crucé el Forestal mientras de su auto el novio gritaba enojadísimo mi nombre. Apenas me bajé del auto caché que la había cagado... no sabía qué hacer ni dónde ir. Peor, las llaves de mi casa las había dejado en el auto. No sé por qué corrí un poco (un auto no puede entrar al Parque Forestal, pienso ahora) y me senté en una banquita a llorar. Cuando paré de llorar, me di cuenta que el Parque Forestal es puro amor. Mil parejas de la mano caminando. Pero como a mi me pasan las cosas más absurdas, justo una pareja de película (ella estaba embarazada y él le sacaba fotos) se me acercó para que les tomara una fotografía. Ahí entendí que la gente que anda tomada de la mano o anda en micro o no se tira auto abajo.