Seis razones de por qué las teleseries argentinas son buenísimas

Porque los actores, absolutamente todos, son extremadamente minos, sexys y atractivos. Hasta el más feo y peludo, tiene algo que encanta... y esa es una buena razón para quedarse pegados. No olvido: al churrazo de Muñeca Brava, a Pablo Echarri (desde Montaña Rusa hasta Resistiré) y al minazo de Luciando en Life College, que se disfrazaba y que mil años después lo vi en Los Roldán. Porque todos se visten y desvisten demasiado bien. La ropa argentina es exquisita, pero a ellos no hay mamarracho que les quede mal. Hasta las cortinas pueden ser reutilizables para hacerce un muy mono vestido. ¿Y qué pasa cuándo se desvisten? Lejos son los con mejor físico de Sudamérica, claramente potenciado por los inmigrantes italianos. Porque no hay pobres, ni ciegos, ni sordos ni minusválidos. O si los hay, son malos, y muy malos. Como la vieja del parche en el ojo de la teleserie de Andrea del Bocca. Esa sí que era malvada. En cuanto a la pobreza, nadie es indigente, hasta el más torreja es mino, estiloso y simpático. Porque sólo ellos pueden tener una teleserie que se llama Verano del 98 y que duró hasta el verano del 2000. Porque son tan cabrones, que hacen explotar autos y casas y pollos. Porque pueden tener un elenco lleno, repleto de gente linda y no se arrugan. Porque son capaces de hacer musicales, sacar discos y llenar el Gran Rex. Hasta álbumes publican. Porque supieron hacer antes que nadie, teleseries para niños "Cebollitas" y "El árbol azul", para adolescentes "Montaña Rusa", para dueñas de casa y estudiantes, "Los Buscas", "Muñeca Brava" y "Verano del 98", y para adultos "El Deseo", "Disputas" y "Resistiré". Porque por lejos, no existen guachones más minos que los argentinos: Gastón Pauls, que lo conocí en Montaña Rusa, y Pablo Echarri, que lo amo desde Los Buscas, que se terminó casando con la Nancy Duplaá (la polola en esa teleserie) y con quien sufrí cuando le secuestraron al papá.