lunes, enero 16, 2006

La Tortura II

Me quedé dormida y me desperté rajada a las 6.15. Como caché que la otra vez no pude comer todo lo que había llevado porque no tuve tiempo, sólo hice tres panes con pavo, el termito con café, mucha agua mineral y hielo. Y pan de pascua.
Y a las 7 estaba en el colegio, esperando que llegara otra niña más, para poder instalar la mesa. Como nadie quería ser presidenta, nos engrupimos a la apoderada de la Concertación para que fuera y ella toda inocente no sabe lo que le espera hoy. Qué malas, sobre todo, porque cuando se iba, nos dedicábamos a pelarla porque quería cumplir todas las leyes, mientras nosotras cuatro sólo esperábamos llegar a casa.
La mesa que la otra vez me produjo insolación, esta vez me dejó resfriada. Estaba en un pasillo, escondida tras una escalera, en un lugar donde la temperatura máxima no llegaba a los 15 grados. Me cagué de frío todo el día, me tomé el café apenas llegué, no me saqué el chaleco. Y me cagué de hambre.
Porque esta vez no hubo cola, ni cien viejas histéricas gritando. Todo de lo más normal. Como si fuera empleada pública, me dediqué a sacar la vuelta todo el día. Me fue a saludar una compañera de la universidad. Mis hermanas que fueron a votar me pasaron a ver y hasta llevé a la Guale a la Cruz Roja porque la pobre se sacó la cresta y rasmilló la mano. Me encontré con una conocida y me dió unos datos de pega. También me mostró su guagua y ¡por Dios! es muy poco linda, para no decir fea.
Y seguía cagada de hambre.
Apliqué sociabilidad y me hice amiga de unas apoderadas de la Alianza. Les pedí que a cambio de cuidarles los votos de Piñera, ellas me dieran almuerzo. Obvio que tuvo que ser una movida media tránsfuga porque nos podían acusar de ilegales o algo por el estilo. Así que me gané un durazno, un sánguche, galletas, jugo y agua mineral.
Y como soy mala, tampoco les cuidé los votos. Ya no quería pelear. Quería irme a mi casa. Y después me dieron más cosas para comer.
Me aburrí como ostra. Estaba muy fome todo. Aunque mi lanzamiento al estrellato estuvo casi a punto de ocurrir cuando contando los votos llegó una cámara a grabar el momento... aunque yo era la actriz secundaria, porque la Sonia los cantaba y yo sólo los anotaba. Yo creo que mi humanidad quedará como imagen de archivo en algún canal de televisión, como esa vez cuando era chica y me estaban arreglando los frenillos y grabó Canal 11 (que probablemente en esa época era RTU) y depués me vi con la boca abierta y completamente desfigurada en un noticiero. Lo bueno es que yo no más me reconocía.
Finalmente, como somos aplicadas, a las 5 de la tarde yo iba camino a mi casa. Con hambre y sueño.
Aaaaah y la pregunta del millón, qué voy a hacer con las seis lucas??
Iré a la Fuente Alemana. Me voy a comer un lomito palta, tomate y mayo, y una coca light.

2 Comments:

Blogger Sole said...

O puedes guardar tu plata para nuestra salida estelar... Que yo creo que ya es momento de cumplir...

Besos!!!
Sole

enero 16, 2006 3:45 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

:o avise para acompañarla a la Fuente Alemana!, (me salió el jote que todos llevamos dentro =P)pero a la de plaza Italia eso sí, son mas grandes que los de P. de Valdivia.

enero 19, 2006 12:51 p. m.  

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