viernes, enero 20, 2006

Me pidieron carné!!!

Yo no sé si fue un buen piropo del guardia o qué, pero el miércoles en Sala Murano me pidieron el carné para entrar... a mí, que dentro de unos 40 días cumpliré mis primeros 25 años, a mí, que estoy descubriendo unas pequeñas marcas de expresión cerca de mis ojos verdes, a mí, que ya dejé de ser carga de Fonasa de mis padres, a mí, a mí, por qué a mí.

El asunto no es tan malo si fuera a un lugar como el Aura y pidieran un requisito mínimo de edada. O algo por el estilo, pero entré y era estar bailando al lado de la Cata, mi hermana chica, puras adolescentes con faldita blanca y chalitas a tono, de verdad yo andaba en búsqueda de la arena, si era como estar en la playa y no ahí. Yo que quería estilo nocturno, me sentía como paseo de universidad en la playa bailando a Tomy Rey con sol.

Y para más remate, con la Sole y la Sole, cachando que no había ni un alma en pena en ese lugar, nos fuimos a piscolear al auto, y de verdad, la conversa encerradas en el automóvil lejos estuvo mucho mejor que estar en Sala Murano esperando que llegar el reggetón que nunca llegó. Yo, que muero con esa canción de la pobre diabla, y el dale, don dale, y el suelta como gavete.

La cosa es que después de todo, llegué muy tarde a la casa y al otro día a trabajar... el asunto fue medio penoso, llegué media hora tarde, como trabajo sola en una oficina nadie lo notó, con una caña re pesada y esperando que pasara el día yo creo que me tomé los 15 pisos de cañerías que tenemos conectadas con Aguas Andinas... después de mi almuerzo con la Vale y la Rosario en Provi, que estuvo muy simpaticón, me dió un sueño mortífero, así que me encerré con llave, puse la silla para atrás, bajé la música y dormí. Sí, y cuando desperté habían pasado 12 minutos!!, osea, eran las 3.22 y aún me quedaban 2 horas y media para irme a mi casa. Tenía una cara que daba pena, horrible de mal, pero preparé mentalmente un discurso del tipo "me dio un ataque fulminante de ovarios" para disimular mi bochornosa cara.

Entre medio, y como llevaba como dos semanas con la idea fija en mi cerebro de cortarme el pelo, porque la champa a lo Pancho Puelma me ponía enferma todas las mañanas, y que el secador, que la crema anti frizz y la plancha me estresaban, porque juro que voy a dejar enchufado todo y voy a incendiar la casa (bueno, una vez dejé 12 horas la plancha prendida sobre mi alfombrá y la quemé!... además, de varias veces que he tenido que llamar a mi mamá de la pega en la onda "hola mami, apaga la plancha pal pelo porfi"). Así que llamé a mi peluquería (la de Nelzon Tangol) y como cachaba que habían bajado los precios de Lastarria, me tincó ir para allá. Bueno, tan barato no era y además que yo me corto el pelo con la Estrella, así que finalmente terminé en la de Maipú como siempre. Definitivamente creo que ese ahorro en corte de pelo, lo sumo en bencina, pero bueno.

Ya tenía mi hora pedida para las 19.30, así que llame a la Vane, mi prima, y le dije que me acompañara, ok. Como en esta parte de la historia me faltan como 1.45 para salir del trabajo, y yo sigo encañada y con sueño, pero embaladísima con lo de ir a la pelu. Entonces, como yo soy tan bacán, no se me ocurrió nada más que ponerme a pelear con el novio. Por más que el pobre intentaba apaciguar la Araucanía conmigo, yo insistía en la pelea, el conflicto y todo lo demás. Yo era capaz de sacar la bazuca, el arma blanca, los fuegos artificiales, la luma y cualquier cosa.

El saldo. Yo llorando como Magdalena, con lágrimas de cocodrilo en el Metro. Para más remate, ayer se me ocurrió andar con una cartera chica, así que exilié a mis lentes Ralph (the original) y no tenía cómo obviar mi cara machucada por el llanto. En fin, era un espectaculo bien penoso, porque yo me daba cuenta que me miraban, pero a mí lo que me preocupaba era que se me estaba corriendo el rimel (creo que me compraré uno a prueba de agua) y trataba de sacarme lo negro de los ojos con un pañuelo desechable.

Cuando llegué al auto llamé al novio con una voz de "estoy arrepentida, pero me dolió mucho lo que dijiste", pero que en el fondo era del tipo "arrepiénte de lo que dijiste" y lo invité a la pelu. Me dijo que no. En fin. Me imagino que fue para mejor, porque tengo la sensación que mientras a uno le cortan el pelo se le deforma la cara, se pone pálida y cuando se va queda regia.
Pasé a buscar a la Vane y me invitó a tomar once y de ahí nos fuimos. Yo que esperaba conversar con ella en la peluquería, no pude hacerlo porque con el corte de pelo y el secador sólo lo que podía hacer eran señas. Al final mi corte quedó de lo más mono, menos mal que la Estrella es muy seca e hizo exactamente lo que le pedí: que me lo dejara largo, porque muero por tener de aquí a 9 meses más un Laguna Azul, que no es un hijo, sino que el pelo hasta las pechugas, porque como que antes no es ni chicha ni limoná. Lo peor es que cuando nos íbamos le dije a la Vane, ¿se nota que me lo corté? y ella, toda sincera, me dice NO.
No importa, porque hoy quedé linda, linda, como Paris Hilton, mi ídola máxima. Y porque según lo que le dijo la mentalista a mi hermana, el pelo se pone feo porque hay mucha mala vibra y harta envidia, así que con todo lo que me saqué, me siento como el Dalai Lama.
Y me voy a la playa esta tarde a ver a mi mamá porque la echo de menos. Me prometió pescado frito.
Vamos a ver si lo cumple.

2 Comments:

Blogger Macarena Nannucci said...

galla atrós lo que te pasó con el carnet.. pero para que no te sientas tan sola en esta experiencia te cuento que a mi me pasa eso a cada rato. Lee una columna en mi blog de hace muy poco que cuenta mi ultima historia con la edad. Y por lo demás, no hay mejor piropo que te vean mas pendeja. Cuando tengamos 40 representaremos 25. ;)

enero 22, 2006 11:35 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Trabajar con caña es terrible. Y a la edad de uno, cuando la farra es firme, se necesitan un par de días para recuperarse, como mínimo.
Y tranquila con lo del novio, que ya se arreglarán las cosas. Y seguro que con el nuevo corte de pelo, cae rendido a tus pies (por lo menos, a mí, si hay algo que me encanta, es que las mujeres lleguen con algún cambio).
Suerte.

enero 22, 2006 2:03 p. m.  

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