Lo estoy superando!

Así como los deportistas de elite pasan de la medalla de plata a la de oro, las anoréxicas del completo a la lechuga y los drogadictos de la marihuana a la coca, yo estoy pasando de tener el Síndrome Bolocco a tenerlo, pero mucho menos.

No quiero parecer arrogante ni despotricar contra el cielo para que después San Pedro me mande una silla, una mesa y todo su comedor por andar hablando tanta estupidez, pero mi campaña en el blog asumiendo mi Bolocco, mis conversaciones varias, las respuestas del tipo "nada, es que como tengo el Síndrome Bolocco nadie me invita a salir", cuando me preguntan qué haré esta noche, han tenido resultados.

Esta bien, no soy la Gallardo-Dumâs, pero tengo mi agenda con actividades de aquí al 2007 (bueno, faltan sólo un mes para el 2007, pero me da un poco de caché contarlo), pasé de que nadie me llamara a mi casa y al celular, a tener mil llamadas a cada rato. 10 pm ¿qué vas a hacer? y yo, me regodeo. 12, dónde estás? y yo, te llamo si voy para allá. 2 am ¿oye huacha, te podís traer algunas amigas? 4am, estoy enfermo de curado, vente para acá! Pero tampoco es que yo sea enferma de fea y todos me llamen de noche, no señores, también me han invitado a tomar desayuno (!), a almorzar, a heladitos de cesante en las tardes, cine, sushi, comilonas varias, acompañadas a Zara a comprar ropa con cara de felicidad absoluta (ese hombre por Dios que es ideal!), piscinas, asados y tardes en las que simplemente vemos tele - qué más entrete que ver tele-.