miércoles, agosto 22, 2007

Mejor no hablemos de amor

Como decía aquella vieja canción ochentera, que recuerdo a lo lejos, no porque de lo vieja ya no tenga memoria, sino que en aquella época era una pequeña colegiala, mejor no hablemos de amor.
Debo decir que mi vida sentimental es desastroza. Quizás poco y nada he escrito acá de esto. Es tan, pero tan quemada y mala, que es enferma de entretenida. A mí me da mucha risa, al menos creo que si me la tomo con humor puedo disfrutar de mi soltería. De lo contrario, estaría llorando y con 25 kilos extras.
Yo era de esas minas que pololearon 7 años seguidos. Como 3 años en total con un pololo de colegio, al que pateaba todas las vacaciones, porque sabía que era más choriflei irse a la playa soltera. Después igual estuve unos meses sola y volví a pololear 2 años con un loco increíble, un pan de dios, tan, pero tan adorable, que mis hermanas aún después de 5 años lo llaman para los cumpleaños, yo a veces lo llamo, el a veces me llama y todavía mis amigas preguntan por él, porque es lejos el gallo más paleta, buena onda y simpaticón, y ahora que escribo esto, si es tan bacán no sé por qué no estoy pololeando con él... ahhh, ya me acuerdo! Después pololié 3 años con Satanás. Y sería.
Yo, sin ser Giselle Bundchen, como que tan mal no me va con los niños. Tampoco soy millonaria, así que tampoco se juntan conmigo por la plata. Yo creo que es porque soy enferma de simpática, dijo la modesta. No sé, pero igual hablo de corrido, como harto, tomo harto, bailo harto y la neuronas me hacen sinapsis, así que podría ser público objetivo de algún huacho. Por lo menos de los pungas de Kamazú, sí. La cosa es que no falta el huacho buena onda que me invita a un cita. En fin, lo que quiero aclarar es que a pesar del Síndrome Bolocco, igual algunos peucos se la juegan.
Lo triste es que a mí me da por echarle el ojo al que no me pesca, el que tiene polola, el que es gay, el cura o cualquier cosa que es incompatible conmigo. Hace como un mes y luego de una noche de sábado larguísima con mil eventos, terminamos en un cumpleaños que prometía. Yo figuraba con mi vodka tranquilein cuando miro al lado y estaba un huacho rico de todo, pero todo mi gusto. Y de verdad que el coqueteo era mutuo. Yo enferma de prendía le digo a la Mónica: oye, ese huacho está muy rico y ella: Romi, es casado. Jelouuuuuu, qué hace un casado con una piscola, solo y a las 5 am en un cumpleaños. Atroz, porque tenía full cara de soltero y era flaco, no los típicos casados guatones y con la silla de la guagua atrás en el auto. Obvio que yo igual seguí bailando y conversando con un guatón de Talca, que estaba pegado como lapa, dándome la hora con su banda de rock, mientras Mr. Casado me coqueteaba descaradamente. Jelou, yo tampoco pensaba en destruir una familia y lo miraba con cara de "huacho, anda a dormir que mañana tenís que cuidar la guagua". Doy firmado que le tenía que echar el ojo al único loco casado de un cumpleaños.
Otra de las cosas que me pasa es que soy como enferma de sociable. Entonces, si estoy en un lugar, me pongo a conversar con quien sea y claro, si voy como de invitada, igual trato de hacerme amiga de alguna niña, porque nunca tan sola. Y también igual es importante hacerse amiga de alguna mina porque en caso de emergencia le puedo preguntar "oye, tengo un perejil en el diente?" o algo así. O para no ir al baño sola. No sé. La cosa es que yo estoy feliz con mi nueva amiga y, de repente, me doy cuenta que el loco al que le eché el ojo, es el pololo de mi nueva amiga!!! Nada que hacerle. Tampoco voy a destruir pololeos de años. O de meses. O días. Mejor me dedico a cultivar mi nueva amistad. Quizás el pololo de mi nueva amigui tenga amigos PO. Quién sabe.
O cuando se tiene full onda con el que uno conoce hace 10 años y tiene una polola como de hace 15. Y, a pesar de que la atracción es inevitable, como que uno está cagado y juega a hacer que no pasa nada frente a este huacho, pero en el fondo, igual duele la guata. Pero tampoco uno quiere pololearse a este huacho y uno reza y le pide a Dios que jamás termine con su polola y que ojalá se case pronto. Porque es rico el coqueteo, pero debe ser una tortura algo más.
Y lejos, lo más clásico de todo, cuando te empieza a gustar el pinche después que se aburrió de llamarte, de invitarte a salir y de armar panoramas. Y cuando se dió la media vuelta, a uno le baja el amor. O por lo menos a mí. Si me ha pasado 10 veces, debe ser poco. Me acuerdo de un huacho muy mino, un poco mayor que yo, pero enfermo de inteligente, simpático, amoroso, medio feo, y un poco flaco, para mi gusto, pero con el que me llevaba la raja. Y más encima, me hacía barra en todas las cosas que yo hacía. Incluso me invitó a un matri y ha sido el matri en que mejor lo he pasado en mi vida. Yo igual en esa época pololeaba y este huacho, me llamaba tanto, me invitaba a salir (y a veces salía con él) y nos llevábamos tan bien, que le dije algo del estilo... "pucha, estoy pololeando y nada que ver que me llamís tanto"... CÓMO TAN TARADA!!! En esa época no tenía corrida una teja, debí tener todo el techo chueco, enferma de estúpida. Huachiricky era lo máximo, full PO, vivía solo, con una pega buena y enfermo de amoroso. Claro, después el pololo me patió y huachiriky se puso a pololear.
Soy brillante.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Lo más seguro que te suceda es que.... por ahi conoceras al super PO de tu vida, pololearan 3 meses y se casaran!!! tan tan!!

ahh y seran felices por siempre....

agosto 22, 2007 8:16 p. m.  
Blogger Dani said...

Tb pasa que ...cuando una se va a otro continente en busca de nuevos horizontes y de encontrar al PO que no encontro en chilito...simplemente no se puede sacar de la cabeza a pollito con papas, vaya a saber una porque, cuando él está todo lo que es en otra

Y pasa que te vuelves atractiva para esos amigos que antes no te cotizaban ni en msn y ahora, que vives en otro país, ansian que vuelvas para "irnos a tomar un café y que recuperemos el tiempo perdido" y tu quedas con la cabeza revuelta pensando: "pero si ni siquiera tengo claro cuando vuelvo"

En fin..tienes razón amiga, no hablemos de amor.

agosto 23, 2007 12:24 a. m.  

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